Carlos Gabriel Chada-Castro
ψυχῆς ἰατρεῖον / Remedios del alma / Remèdes de l'âme / Medicines for the soul / medicine dell’anima / Medikamente Geist / remédios da alma
Se dice que en el ingreso de la antigua puerta de la biblioteca sagrada de Ramsés II, quien fue faraón longevo, hablan que era muy sabio y que reinó por más de 60 años durante la dinastía XIX de Egipto (siglo XII AC), se leía esta inscripción: ψυχῆς ἰατρεῖον que siglos más tarde los filósofos griegos la tradujeron como “remedios del alma” (la versión que se presenta está escrita en griego).
Quiero expresar a través de esta página que los libros han suscitado siempre en mí una fascinación mágica, una forma de diálogo con otras dimensiones del tiempo, no solo escatológico, sino divergentes y simultáneos, lineales y circulares, singulares y múltiples. Las narrativas que componen la materia prima de las historias biográficas de cada uno de nosotros como individuos son únicas e irrepetibles ya que somos el resultado de la convergencia de una natura, cultura e historia concreta. Esto podría tener una cierta analogía con las cartas de los juegos de azar: esto es, la forma en que se presenta la baraja es siempre aleatoria. Pero lo que es modificable es cómo cada uno de nosotros jugamos con esas cartas, cuánto riesgo ponemos en cada apuesta y el grado de anticipación o expectación que se vive en cada jugada: eso es lo que llamamos LIBERTAD. Es decir, que en cada instante caminamos sobre el “precipicio de la libertad”. Entre el azar o la necesidad. O sobre ambas. O libertad en situación, como lo definió Merleau-Ponty. Pero sin libertad (o su ejercicio) la vida (condición) humana se reduciría a algo así como a la condición de un protozoo. Un ser biológicamente dotado de un SNC (sistema nervioso central) evolutivamente avanzado pero con un uso mezquino o nulo. Quizás uno de las situaciones más extendidas de la postmodernidad. Pero es este otro tema a retomar en otro momento. Más que presentación quisiera que esto fuera un discreto conglomerado de “agregación” de palabras en lengua castellana. En otras lenguas o sistemas simbólicos habría utilizado quizás solo “ideogramas” o incluso no más que algunos “fonemas”. Estudié medicina, psiquiatría, filosofía, antropología y otras disciplinas de humano menester. Pasé por universidades pluriseculares, pretendiendo aprender más y ampliar aún mis estudios sobre el saber antropológico; es decir, intentando escrudiñar a ese animal –único entre los animales- que contempla lo que ha visto, examinador de lo que ve, como le explica Sócrates a Hermógenes en el diálogo Cratilo escrito por Platón (anthro/opoopé: es decir, aquel que examina aquello que ha visto). Me viene la tentación de poner aquí un punto final (.) pero…los puntos finales son solo recursos sintácticos que poco o nada tienen que ver con la lebenswelt (mundo de la vida). Solo agregaría, a quienes me lean, que esta página tiene una doble misión: daros una imagen impresionista del responsable de esta página y responder –dentro de mis limitaciones- sobre las dudas que se les puedan presentar en un campo específico que es al que más tiempo dedico: el de la psicopatología y psiquiatría. No en vano, cuando se le preguntó una vez a Henri Ey (psiquiatra francés, 1900 – 1977) sobre el objeto de estudio de la psiquiatría como especialidad médica, él respondió: le champ de la psychiatrie est surtout l’étude de la pathologie de la liberté. (« El campo de la psiquiatría es sobre todo el estudio de la patología de la libertad »).
Por último quisiera agregar algunas palabras sobre la valencia simbólica del nombre de la página, i.e.; Eudemoniapsyche.com
Eudemonía (en griego, εὐδαιμονία, eudaimonia) significa “plenitud de ser”, un estado de la mente y del alma que está relacionado con la alegría, el placer y la serenidad. Este término fue concebido por el gran filósofo griego Aristóteles y lo recoge en una de sus obras más importantes que es la “ÉTICA A NICÓMACO”. Según Aristóteles el bien último que persigue el hombre es la FELICIDAD. No obstante la gran mayoría de los mortales, continúa diciendo Aristóteles, cree que la FELICIDAD se logra mediante las riquezas materiales, los honores que otorga la fama o por medio del placer. Sin embargo, la verdadera FELICIDAD se logra a través del ejercicio y de la práctica de la “virtud”. La vida debe ser vivida de acuerdo a nuestra recta razón intentando siempre ser consecuentes con la verdad (coherencia). La gran mayoría de los trastornos mentales responden a una disfunción de las pasiones (área de la afectividad), de la voluntad (área de las compulsiones e impulsiones) y de la razón (área cognitiva y del pensamiento). Traducidas sintéticamente en lenguaje psiquiátrico, éstos corresponderían a los trastornos de la afectividad (depresiones, distimias, trastornos bipolares, etc.), trastornos psicóticos (esquizofrenia, paranoias, etc), trastornos de la personalidad en sus múltiples variantes y otros trastornos que comprometen la impulsividad, las conductas sexuales, los estados de angustia-ansiedad y todas aquellas entidades que el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) se ha encargado muy bien en clasificar en los últimos 60 años. Se tratan, en última instancia, de todas las variantes de las patologías de la libertad. La angustia es temor hacia lo indeterminado, es decir, a la posibilidad de fracasar en el ejercicio de cada “acto libre”. No obstante, sin angustia no es posible ejercer la libertad. Y como el fin último de todo mortal es la búsqueda de la felicidad, entonces eudemoniapsyche podría ser definida como el estado del alma en comunión con la propia virtud, una suerte de equilibrio en donde se ha logrado comprender que las riquezas materiales, la búsqueda frenética del reconocimiento de los demás, la fama y los honores o el placer por el placer en sí mismo, son solo espejismos de la felicidad. Quizás el neologismo diseudemonia o estado diseudemónico podría definir ese estado de “zozobra existencial” en la que nos hallamos en estos tiempos gran parte de la humanidad: debemos comprender de una vez por todas que la raíz misma de nuestra angustia existencial ha sido y es esa pretensión de ser dioses cuando nunca lo fuimos. Queremos hacer de este concepto nuestro propio pleonasmo y en realidad es un absurdo oxímoron: dioses mortales. Pero solo es ὕβρις ; hýbris…
Calificación sobresaliente CVM LAVDE
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